jueves, 21 de enero de 2010

Me leí.

Ayer hice lo que nunca, me leí completa. Y lo disfrute, porque leerme fue para mi recordarme, en momentos me di pena, lo admito y en otros asombro. Recorrí cada pedazo de mi blog, cada párrafo, cada orilla, cada coma y punto mal puestos. Indague en mis faltas de ortografía y de pudor. Me asome por el rabillo de mi propia inocencia y lo vi a él en muchos lados; pero también vi a otros, y te vi a ti y a mi.

Me quede con muchas preguntas, supongo que todos aquellos que buscan la escritura como válvula de escape y llegan disfrutarlo tanto como yo ahora se preguntaran lo mismo. Cuál es mi mejor momento para escribir?, o mejor dicho, qué tipo de ensayos fueron los que más disfruté después de leerme?... Creo que siempre la tristeza, la soledad y el desamor traen consigo melancólicas letras, sembradas en valles de desolación y regadas con las lagrimas del amor. Me parece que se escribe mejor estando triste, o mejor dicho, supongo que escribo mejor estando triste. A pesar de eso, me prefiero feliz, en paz. Si sentirme bien me hace escribir mal, o no tan profundo; prefiero pasarme la vida describiendo el aleteo de una mosca, que descarnarme poco a poco en los párrafos de cualquier oración.

Por lo que disfrutaré cada estado de ánimo, si dentro de ellos, me sale algo que valga la pena; pues me leeré de nuevo y si no, sólo saltaré el día y comenzaré a leer otro. No haré de la escritura mi punto de partida, ni una forma de evaluarme. La escritura para mi es mi desahogo, mi puente, mi saco de arena en el cual fijo todos mis golpes, todas mis penas. Y a veces la escritura es mi sonrisa metaforizada, o mi vida vista a por medio de un caleidoscopio de letras.

No sé si dejaré de escribir, o escribiré menos o mas. No tengo intenciones planeadas con mi deseo, ni planes futuros a ésta pasión tan nueva. Dejaré que se escriba en mi cuerpo la siguiente pagina del blog, y tal vez, mañana me lea mucho mejor.

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