jueves, 28 de enero de 2010

San Pablo.

Me encanta San Pablo, quizá Corintios, sea la parte de la biblia que más disfruto. Hace tiempo terminé de leer la biblia completa, y después entré a clases, me explicaron desde el génesis y sus interpretaciones según la tradición sacerdotal y yavista; recuerdo al padre explicando el porqué del génesis. Pero definitivamente no hay nada como el nuevo testamento, en especial San Pablo; porque sus textos revelan una iluminación deliciosamente divina. Todavía hay noches que mi única paz la encuentro en corintios 13, 4-13. La primera vez que recuerdo haber escuchado esos versículos, fue en una boda, creo, después se me presentaron varias veces, fue hace poco que los entendí y los traspasé a mi vida.



"El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad.
Disculpa sin límites, cree sin límites, espera sin límites, aguanta sin límites.
El amor no pasa nunca.
¿El don de profecía?, se acabará. ¿El don de lenguas?, enmudecerá. ¿El saber?, se acabará.
Porque limitado es nuestro saber y limitada es nuestra profecía; pero, cuando venga lo perfecto, lo limitado se acabará.
Cuando yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño. Cuando me hice un hombre acabé con las cosas de niño.
Ahora vemos confusamente en un espejo; entonces veremos cara a cara. Mi conocer es por ahora limitado; entonces podré conocer como Dios me conoce.
En una palabra: quedan la fe, la esperanza, el amor: estas tres. La más grande es el amor.
Palabra de Dios."

Entendí cada palabra, cada punto y coma; Dios es lo más importante, Dios es amor vivo, y sé perfectamente que ese atardecer también es amor. En cuanto a interpretaciones, no puede haber cosa más clara que el amor de Dios, o la simple idea qué nada permanece más que el amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario