viernes, 15 de enero de 2010

Robot I.

Y resultó que lo habían hecho en masa, de esos artículos en serie que no se diferencian uno de otro, quizá sólo por el código de barras, un número sin más propósito que ponerle precio. En un tiempo en donde todo me parecía orgánico, vivía en un lugar hermoso, en un paisaje oculto de una civilización hambrienta., esos jardines que por escondidos parecen un retrato digno de la representación del paraíso de Eva, los árboles parecían llenos de frutos dulces y sus flores, uff... el aroma que se me presentaban bailando aún parece jugar por los receptores sensibles de mi nariz; ni que decir del cielo, del sol, las nubes parecían siempre claras y aborregadas, imaginé tantas cosas recostada sobre aquel suelo, ahí a lado de esa roca que parecía tan fuerte. Me quedé dormida en aquel cálido huerto, la noche prometía un cielo estrellado y claro. La luz de la luna era maravillosa; no podría imaginar que escondiera algo, cómo imaginar que se avecinaba una tormenta...

Desperté y aquel lugar aromático en el que descansé mi ojos una noche estrellada se había desvanecido. Grité por si alguien podía escucharme, un eco a lo lejos me condujo al silencio. Me encontraba en un lugar frío y húmedo, era una bodega con altas paredes grises del mismo color del cemento. Miré hacía arriba, el color gris se me presentó de nuevo, pero ahora con un brillo artificial,-techo de lámina -me contesté, quizá en voz alta, por que de pronto algo pareció retumbar en el suelo a tan sólo unos metros míos. Había una gran mesa y sobre ella objetos grises mimetizados en ese ambiente; Todo hecho del mismo material, todo homogéneamente aburrido. Unas grandes cajas largas y altas, como de zapatos pero capaces de contener los de un gigante, estaban recargadas en la lisa pared. Me acerqué a ver que era, no podía decir que tenía miedo, algo en el ambiente me mantenía despierta, más no inquieta. Era como si el color gris se apoderara de mis instintos, volviéndolos pulimentados. Un extraño objeto asomaba su figura detrás de una de las cajas; -se estaría escondiendo de mi?- me pregunté, traté de llamarlo con un hola, no respondió. Sin miedo di unos pasos, me acerqué para ver más de cerca ese extraño relieve obscuro.

Mis ojos no lo podían creer, era un robot humanizado, es decir con un poco de parecido a un hombre, con extremidades, y ojos, hasta creo que tenía nariz; sólo que hecho de metal, lo toqué para ver si se movía, estaba escalofriantemente frío. Intenté buscar el botón verde típico de un "on" para encenderlo, pero nada. aquella cosa debía funcionar de otra forma.


Continuará....

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