martes, 26 de enero de 2010

Finales Alternativos."El mismo lugar"

Quisiera acabar un libro que empece a escribir hace tiempo, ponerle fin a esa historia, las paginas se fueron, así como se fueron los días. Acomodé los capítulos como se fueron sucediendo los meses. Siete para ser exactos; unos mas largos que otros, encuentro en octubre desgarradoras letras y en diciembre casi melódicas sinfonías.

No encuentro la manera de acabarlo, pienso en que si fuera completamente apegada a una historia de la vida real, el final sería aburrido para el lector; es que la realidad duele, pero no siempre tiene que ese efecto dramático de una novela, puede no tener misticismo, si no simplemente ser un fin, sin acentos incluido o puede tener un desenlace hermoso, sin besos de nubes ni lagrimas de flores. Ahora sé que después de un final feliz, también debe haber algo de dolor al cerrar el libro y comenzar otro; todo en esta vida es relativo. En cambio las historias marcan algo, deben ser finales firmes, que dejen huella, que trasmitan algo.

Se me ha ocurrido que se desarrolle por ejemplo, en el mismo lugar donde todo comenzó mi historia y sería algo así:

Se encontraron en ese mismo lugar donde la vida había decidido unirnos; el cielo permanecía claro, pero empezaban a asomarse centelleantes estrellas por algunos vacíos del cielo morado. La tarde agonizaba; sentía acaso algo de compasión por el dolor de ella?, el cielo se habrá enterado que ya no había más que esperar?; Sus miradas no tardaron en encontrarse, ella sabía que era probable encontrarlo en esas escaleras y él, muy dentro de su corazón conocía de antemano la terquedad del alma de aquella mujer que descubrió en aquellos días de julio, momentos que se fueron como suspiros, de los que ya no parecía quedar nada.

Se miraron a los ojos, ella sintió que su corazón era aplastado con una prensa hidráulica, sus manos sudaban y sus labios empezaron a temblar, sabía que no era el frío de enero lo que calaba en su espalda, era la indiferencia; podía oler a ese hombre incluso en ese momento que se encontraba a varios metros de ella o quizá a millones de horas luz de ahí. El parecía nervioso, pero sonreía, parecía feliz de verla, ella no imaginaba siquiera que cara tenía, había imaginado ese momento durante semanas y ahora no sabía que decirle.

Él saludó amablemente, parecía que de su memoria se habían escapado tantas noches compartidas. Podría pasar fácilmente como diplomático de país de primer mundo saludando al presidente de Haití. Ella contestó su saludo, no supo que salio de sus labios, seguramente un -hola- entrecortado. No era ella en ese momento, era un pedazo de tela desgarrada por el viento, que bailaba como si fuera una noche de tormenta. En el fondo ella lo entendía, debía guardar "formas", él tenía mucho que perder, ella nada.

La mirada de él recorrió el lugar como si nunca lo hubiera visto; ella sostenía su mirada en aquel rostro que creía conocer, ahora sólo era una mancha con algo parecido a unos ojos negros. Se veía distraído, algo en su pierna parecía tener prisa por moverse. Ella lo entendió, y dijo esas palabras heladas y penetrantes , -Adiós-. El asistió con la cabeza y su figura desapareció entre libros.

No había rastro de emoción, nada había quedado marcado en aquel hombre, siquiera habían quedado palabras, no supo decir adiós. Ella se quedo congelada en aquellas escaleras que creían tan suyas. Una montaña enorme amenazaba con caerle encima, aquel escenario era radicalmente contrario ese enero. Sabía que debía ordenarle a sus piernas que se movieran, pero no tenía el valor para exigirles tanto trabajo. Algo la anclaba al suelo esa noche, la ausencia de luz la cegaba y el olor a frío se infiltraba por su pecho. Todo había acabado, y ella lo sabía.

De repente algo pareció recorrerle el pecho a toda velocidad, por lo menos ya lo sabía, tenía en sus manos algo seguro, se había acostumbrado a vivir en "tal vez", y la inseguridad del momento. Todo era diferente, ella ahora sabía con certeza que pasaría mañana al despertar; él no estaría.


2 comentarios:

  1. "No era ella en ese momento, era un pedazo de tela desgarrada por el viento, que bailaba como si fuera una noche de tormenta. En el fondo ella lo entendía, debía guardar "formas", él tenía mucho que perder, ella nada."

    Madress!!!! como le haces?

    Eduardo.

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  2. El mismo lugar, nos hace encontrarnos con nosotros mismos, ver el camino recorrido, en nuestro interior, en nuestras acciones, es volver a pisar el último escalón que con firmeza habíamos pisado, aquel en el que nos sentimos seguros, y luego, voltear a no se dónde, pero ver los diferentes caminos que algún día definiran el rumbo de nuestra vida.....

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