De Cursilerias y sueños.

Que cursi me siento a veces, bueno más bien casi todo el tiempo, he decidido dejar de leer poesía y novelas que hablen de amor, quitar de mi Ipod toda lista de canciones románticas y melancólicas, dejar de alimentarme de cursilerías para NO ser tan cursi, dejar de amar la idea, la ilusión del amor, cuando no se tiene el objeto del amor, no me queda más que fantasear con la cursilería y envolverme en palabras, versos, melodías que me hagan palpitar el músculo del miocardio. Pero tendré que dejarlo por un tiempo, como un adicto se aleja de la fuente de su adicción; así yo me alejo del amor.

Aunque tengo que confesar que te soñé anoche, que me levanté cursi porque te soñé, porque por un momento pude abrazarte y por suerte, no es tan diferente que en la realidad, me desperté suspirándote, está bien, no te asustes, no pretendo más que un suspiro, mi objeto de suspiro es virtual, casi inexistente, no eres tú es mi fantasía de ti, así que no rompo ningún acuerdo, ninguna promesa. Déjame mis sueños cursis, mi mente me juega bromas y se ríe de mi ingenuidad, me has hecho feliz en sueños, el que poco tiene con poco se conforma.

Y mi cursilería busca formas de alimentarse, la alejo de todo con lo que pueda identificarse pero busca momentos, formas, ideas, vidas, busca lugares en mi mente como mi subconsciente, como mis sueños, me burla. Utiliza aquella parte de mí que no puedo controlar con mi razón, ni mi corazón, ni mi voluntad. Es que me sigues moviendo el suspiro cursi de la ilusión. en mis malditos benditos sueños.